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sábado, 3 de enero de 2015

Siguiendo el ejemplo de un héroe

Gerardo Hernández y Cardenal
Gerardo y Cardenal. Imagen tomada por el fotógrafo de la prisión, el 30 de julio de 2009.
Por Gustavo de la Torre Morales
 
Gran parte de la familia estaba convocada para vernos en casa de los suegros (los míos, por supuesto) el pasado 24 de diciembre, para realizar una cena familiar de navidad; en la calle un frío espeluznante_ para un caribeño como yo, estar a 8ºC es como hacer un curso de pinguinos, por mucho que se lleven 6 años viviendo en Barcelona, Cataluña_ y en una hora que ya el sol declina para facilitar que las temperaturas bajen un poco más.

El trayecto lo recorrimos en autobus (para los cubanos: guagua), por calle Conca de Tremp, cuesta arriba, y yo iba medio distraido viendo cómo pasamos los coches (para los cubanos:carros) que estaban aparcados a la derecha de la calle, cuando de refilón noté un pequeño bultico en el parachoques de un coche que me pareció algo anormal... algo así como un pajarito encogido por el frío, aferrado a mantener un resquicio de calor en su cuerpo para sobrevivir.

De pronto me saltó una angustía por conocer sobre el estado de ese animalito y la inquietud me ahogó hasta que el autobus no llegó a la próxima parada, al llegar a la cuesta de la calle, que pude bajarme y casi alejandome a prisas, le dije a mi esposa que esperara un momento. Casi unos 70 metros caminé hacia atrás hasta que encontré el coche.

Un "pardal"_ una especie de gorrión_ de poco tiempo de nacido que al parecer se había estraviado de su nido. El desvalido animalito ni se inmutó a mis intenciones de agarrarlo y darle calor con mis manos y ponerlo dentro de mi abrigo.

Una vez terminó la cena y la tertulia en casa de los suegros, me llevé el pardal a casa. No pude evitar el pensar que nuestro compañero, héroe de Cuba y miembro del grupo de los Cinco, Gerardo Hernández, quien injustamente fue encarcelado en Estados Unidos, tuvo una aventura en la cual, también, salvó la vida de un pajarito que los mismos prisioneros de la penitenciaría llamaron Cardenal.

Mi esposa en ocasiones me mira con una cómplice sonrisa en su bello rostro, ya que siempre he intentado rechazar hacerme cargo de animales_ no porque no me guste, sino porque estoy consciente que requieren cuidado y un tiempo del que no dispongo. Sin embargo, ahí tenemos en casa a "Am", nombre que le dio mi hijo Martí al pajarito.

Por supuesto que no pretendo semejarme al héroe; pero sí decir que recordar la vivencia de Gerardo, anécdota contada con gran belleza por Danny Glover, me motivó a llevarme a Am a casa y que sea ahora parte de la familia.


La suerte que tengo es que no me encuentro en una prisión y la de Am es que no se encuentra sujeto a que sea expulsado por ningún radical y estricto guardia durante su inspección.

Gracias Gerardo porque ejemplos como el tuyo, nos hace mucho más humanos.

Vídeo sobre la relación de Gerardo y Cardenal.


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